Las relaciones de pareja no son planas, sino un sistema dinámico formado por dos personas que crecen, evolucionan y tienen que hacer frente a diversas experiencias vitales tanto personales (cuestiones laborales, de salud, etc.) como de la propia relación (inicio de la convivencia, nacimiento de los hij@s, nido vacío, etc.). Los cambios que se producen en el propio ciclo vital de la pareja llevan a que en algún momento toda diada pase por una etapa de crisis que hace dudar a uno o ambos miembros sobre si seguir adelante o romper dicha relación.
De la misma manera que el amor es un proceso dinámico que inicialmente se vive muy intensamente gracias al componente de la pasión y que poco a poco se va estabilizando en su intensidad, el desamor tampoco es un estado estático. De hecho, el amor hacia nuestra pareja se puede ir perdiendo poco a poco por causas muy diversas, entre las que podríamos destacar las siguientes:
Porque nuestro compañero/a nos trata objetivamente mal: es decir, hay faltas de respeto, conductas de ninguneo o de desvalorización, malos tratos físicos, etc. que no son compatibles con los sentimientos de cariño.
¡Se acabaron las fiestas navideñas! ¿Por fin, o qué pena?
Estas fiestas han ido mezclando su origen religioso con la tradición de la convivencia familiar: días de reunión con la propia familia y la familia política en torno a la comida y al intercambio de regalos buscando un ambiente festivo y distendido que, en principio, debiera permitir a las parejas compartir buenos momentos. Sin embargo, la finalidad de estrechar lazos y disfrutar de la mutua compañía no siempre se alcanza.
Sábado, 4.30 de la tarde. Una pareja entra en Ikea cogida de la mano dispuesta a pasar un rato agradable. Tres horas después esa pareja sale con un carro hasta los topes y cara de pocos amigos. ¿Qué ha pasado?
Si iban con niñ@s y desafortunadamente la guardería estaba llena, empezamos a entenderlo. Si iban solos, Ikea también ofrece diferentes momentos para poder discutir.
Según las estadísticas delConsejo General del Poder Judicial, en el cuarto trimestre del año se acumula el mayor número de demandas de divorcio, coincidiendo con el final del período estival.
¿Revelan esos datos que las vacaciones tienen el poder de separar a las parejas? La respuesta es no.