LAS PAREJAS EN TIEMPOS DEL CORONAVIRUS

La vida tiene diferentes capítulos. Un mal capítulo no significa el final de la historia, pero parece que para muchas parejas el confinamiento que exige el coronavirus está significando el final de su historia de pareja. Esto es, al menos, lo que indican los datos relativos al número de divorcios solicitados en las ciudades chinas donde el virus ha estado más presente.

¿Qué pueden hacer las parejas para evitar formar parte de la estadística de divorcios en nuestro país?

  • En primer lugar, asumir que el malestar, la tensión y un cierto nivel de estrés van a estar presentes en nuestras vidas. El hecho de vivir una situación desconocida, sobre la que hay una sensación de falta de control, que nos lleva a pasar muchas horas juntos en espacios limitados, con poca relación social y sin fecha conocida para su fin, provoca en todas las personas emociones negativas que no siempre resultan fáciles de gestionar.
  • Organizar el día a día. Es importante establecer rutinas y contar con horarios para levantarse, para las comidas, para que los hijos/as realicen las tareas escolares, para que las personas adultas puedan mantener su actividad laboral desde casa cuando sea posible, planificar cómo nos vamos a repartir las tareas domésticas y también agendar momentos de ocio tanto familiares como de pareja.
  • Disponer de tiempo y espacio personal. En esta situación de confinamiento, y especialmente cuando se tiene hijos/as con el gasto de energía que el día a día conlleva, resulta imprescindible disponer de “tiempos fuera”; pequeños ratos en los que desconectar y centrarnos en nosotr@s mism@s, quizá convirtiendo la propia habitación en esa burbuja en la que coger oxígeno. Aprovechar ese tiempo para contactar con nuestra red social, leer, informarnos, o usar la tecnología como distractor, son diferentes formas de rebajar nuestro malestar y coger fuerza para continuar con la vida.
  • Recordar que somos un equipo. En momentos de cansancio y estrés solemos utilizar a nuestra pareja como un saco de boxeo al que pegamos nuestra frustración en forma de reproches por lo que no hace o hace mal, malas caras y culpabilización por situaciones que no sabemos controlar. En la práctica, ser equipo en la realidad que estamos viviendo significa compartir responsabilidades y también apoyarse mutuamente  o relevarse en los momentos en que flojee cada una de las partes.

Un proverbio persa dice que “la paciencia es un árbol de raíz amarga pero de frutos muy dulces”. Seguro que si leemos con paciencia este capítulo amargo de nuestra historia, no escribiremos el final de nuestra relación de pareja.

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