¿POR QUÉ LOS “CHICOS BUENOS”
NO SON TAN ATRACTIVOS?

El término “pagafantas” empezó a popularizarse en nuestro país en el año 2009 cuando el director Borja Cobeaga estrenó el largometraje del mismo nombre cuyo protagonista era un chico bueno que se enamoraba de una chica que solo le veía como un buen amigo y del cual trataba de sacar provecho.

En nuestro imaginario colectivo el “chico bueno” es amable, educado, empático, complaciente, siempre disponible,…en definitiva, una persona equilibrada y estable que como pareja catalogamos como previsible, aburrida y demasiado condescendiente. De ahí que surja el malote como el hombre antagonista capaz de ofrecer aventura, riesgo y chispa en la relación de pareja; una opción escogida por muchas personas que se ven atraídas por la denominada “triada oscura de la personalidad”; es decir, por hombres que muestran una mezcla de narcisismo, manipulación y cinismo y que traducen como “hombres muy seguros de si mismos que me podrán proteger si lo necesito”. El tiempo se encargará de mostrarles de quién se ocupa realmente el chico malo.

Hay que tener en cuenta que al hablar tanto de “chicos buenos” como de “chicos malos” nos referimos a extremos en la expresión de la personalidad. En el caso de los primeros, su inseguridad personal y su baja autoestima se manifiestan, entre otras, en las siguientes conductas:

  • Excesiva complacencia. Se trata, generalmente, de hombres que tienen miedo a decir no por temor a ser rechazados, lo que su pareja interpreta como “falta de personalidad”.
  • No expresan lo que les molesta; se guardan los agravios y no los comunican para que la queja no sea vivida por la otra parte como crítica y se distancie emocionalmente.
  • Perdonan prácticamente todo sin poner límites a ser respetados, por lo que pueden sentirse utilizados.
  • Se disculpan hasta por aquello de lo que no son responsables, aumentando su imagen de debilidad.
  • Están siempre disponibles, renunciando a su parcela personal.
  • No actúan con libertad, no exponen sus criterios, sino que preguntan hasta el más mínimo detalle en aras a tratar de complacer a la otra parte.

Estas conductas describen a una persona que muchas veces no es honesta consigo misma en tanto no se muestra como es porque no se considera valiosa e importante. Es incapaz de poner límites y de respetarse exigiendo respeto, lo cual hace que su pareja lo defina como un buen chico (entregado, sin maldad), pero sin la fuerza necesaria para lidiar con los imprevistos de la vida que buscan, precisamente, en un compañero de vida.

En definitiva, el perfil de hombre con el que en la práctica tanto hombres como mujeres expresan sentirse mejor es aquel que combina el cuidado y apoyo ofrecido a su pareja con la atención a sus propias necesidades; en forma de respeto a la libertad de ser un@ mism@ sin faltar al prójimo y a la obligación, pero también al derecho, a hacernos mutuamente la vida más fácil.

¿Chico bueno? ¿Chico malo? ¿ ? Dicen que el tipo de pareja que elegimos es proporcional al amor que nos tenemos. La ecuación es simple: te quieres poco, te conformas con poco; sabes lo que vales, eliges a quien lo sabe.

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