LO QUE A LOS HOMBRES LES MOLESTA DE LAS MUJERES

Dentro del contexto de la terapia de pareja suelen ser recurrentes las quejas que los hombres expresan sobre conductas que realizan las mujeres y que son extrapolables a otras relaciones de pareja fuera del ambiente terapéutico.

A continuación se enumeran y describen algunas de las quejas más habituales expresadas por los hombres:

  • La impuntualidad, que su pareja no esté lista en el tiempo que dice que va a estar y que ese “en 5 minutos termino” se conviertan en media hora. Los ruegos continuados de que empiece a prepararse antes parecen no ser oídos y el ambiente se va caldeando para la próxima vez.
  • Que les preguntemos en qué están pensando. Es esta una conducta típicamente femenina que las mujeres llevamos a cabo cuando les vemos callados. La respuesta generalmente es “no estoy pensando en nada”, cosa que a la vez saca de quicio a las mujeres. Pero lo cierto es que, o no están pensando en nada, o desde luego están pensando en algo banal que no tiene nada que ver con lo que imaginamos que están pensando.
  • Que no seamos directas a la hora de hablar, que demos rodeos y nos andemos por las ramas en plan “a ver si te pillo” o “a ver si llegas al mismo lugar que yo aunque yo no te diga a dónde quiero llegar”. En definitiva, que les pidamos ser adivinos: por ejemplo, quiero ir a la playa porque hace bueno y en lugar de plantearlo directamente digo: “¿qué te apetece que hagamos hoy?”.  La probabilidad de que el hombre adivine que con esta pregunta tiene que responder “ir a la playa” puede acercarse a la de acertar la Primitiva, aunque las mujeres consideramos que “si de verdad me conociera sabría dónde quiero ir”. La discusión está garantizada.
  • Que planteemos como una prioridad realizar tareas domésticas, y además extras de limpieza profunda, en su día libre o de descanso. Si además coincide con un día de sol que pide a gritos ser aprovechado, resulta mucho más complicado explicar por qué hay que dedicarlo a limpiar los azulejos de la cocina.
  • Que hagamos de sus madres, que les digamos cosas del tipo: “Coge un jersey que luego va a refrescar”, “ponte otro pantalón que ese está desgastado y tenemos comida familiar”, “te he tirado las zapatillas de casa porque estaban desgastadas”… En definitiva, que se les trate como niños sin criterio o capacidad de decisión en cuestiones básicas e individuales.
  • Que tras haber pasado toda la tarde con nuestra madre, hermana o alguna amiga continúen las llamadas telefónicas o wasaps cuando llegamos a casa. “Pero, ¿qué más os tenéis que contar?”, pregunta el hombre atónito.
  • Que les hablemos mientras están viendo un partido de fútbol o cualquier deporte que realmente les interesa. ¿Y si buscamos un mejor momento para comentar que al techo del baño le vendría bien una manita de pintura?
  • Que las mujeres no tomemos la iniciativa para mantener relaciones sexuales, que sean generalmente ellos los que las plantean y los que se arriesgan a ser rechazados. O peor, los que de hecho son rechazados con gran frecuencia.

¿Te reconoces en alguna?  Y a las mujeres, ¿qué nos molesta de los hombres?

 

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