CRISIS DE PAREJA DURANTE LAS VACACIONES
¿EL ROCE HACE EL CARIÑO, O LEVANTA AMPOLLAS?

Según las estadísticas del Consejo General del Poder Judicial, en el cuarto trimestre del año se acumula el mayor número de demandas de divorcio, coincidiendo con el final del período estival.

¿Revelan esos datos que las vacaciones tienen el poder de separar a las parejas? La respuesta es no.

Lo cierto es que las parejas con relaciones saludables fortalecen sus vínculos tras compartir unos días de descanso en los que pueden disfrutar del ocio conjunto y disponen de tiempo para hablar sin la prisa que el ritmo del día a día nos impone.

¿Cómo se explican, entonces, las rupturas de pareja tras las vacaciones?

Por la existencia de conflictos previos no resueltos que no se saben solucionar durante un período que se anticipa propicio para ello. Cuando las expectativas de que durante las vacaciones la pareja conseguirá estar más unida no se cumplen, la decepción y los sentimientos de rabia son el caldo de cultivo que nos llevan a pensar: “Hasta aquí. Lo nuestro no tiene solución”.

En este momento de crisis en la pareja, se puede optar por una de estas tres vías:

  • No hacer nada; es decir, resignarse a vivir insatisfech@. Es una opción válida, pero hay que ser consciente de que la célebre frase “lo que no mejora, empeora” es una realidad en las relaciones sentimentales, con el sufrimiento que reporta.
  • Romper la relación. Opción igualmente legítima y muchas veces saludable. La cuestión es: ¿es este el mejor momento para tomar una decisión que tendrá un profundo impacto en mí y seguramente en mis seres queridos? A este respecto, el poeta inglés William Crowper decía: “Evitad las decisiones desesperadas; pasará el día más tenebroso si tenéis valor para vivir hasta el día siguiente”.
  • Acudir a un psicólog@ de pareja que nos ayude a superar la crisis latente durante todo el año y que estalla durante las vacaciones. Dialogar en un clima de confianza, aprender técnicas de comunicación y resolución de conflictos son el camino para curar las ampollas de la convivencia y lograr que el cariño sea de nuevo el auténtico protagonista de la vida en pareja.

¿Tú qué escogerías? ¿Resignación, separación o ilusión?

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