ENERO: LA GRAN CUESTA PARA LAS PAREJAS

¡Se acabaron las fiestas navideñas! ¿Por fin, o qué pena?

Estas fiestas han ido mezclando su origen religioso con la tradición de la convivencia familiar: días de reunión con la propia familia y la familia política en torno a la comida y al intercambio de regalos buscando un ambiente festivo y distendido que, en principio, debiera permitir a las parejas compartir buenos momentos. Sin embargo, la finalidad de estrechar lazos y disfrutar de la mutua compañía no siempre se alcanza.

De hecho, según datos del Consejo General del Poder Judicial, enero es uno de los meses del año con mayor número de demandas de divorcio. ¿A qué se debe?

El estrés de las compras, l@s hij@s sin colegio, la preparación de comidas, los compromisos familiares, gastos económicos extraordinarios y, en ocasiones, continuar trabajando en esas fechas, parecen un gran cóctel navideño explosivo para que la paz y fraternidad esperados se conviertan en guerra y enemistad difíciles de combatir por los miembros de la pareja.

En el caso de las parejas con conflictos no resueltos y enquistados antes de las Navidades, las tensiones de esos días pueden convertirse en la gota que colma el vaso. Sus expectativas no cumplidas de mejora de la relación les conducen finalmente al planteamiento “Año nuevo, vida nueva”.

Otras parejas en crisis que han decidido romper su compromiso, suelen posponer comunicar la noticia de la ruptura a las respectivas familias con el objetivo de no dejarles un mal sabor de boca de esas fechas navideñas, especialmente cuando hay hij@s pequeñ@s. “Se lo contamos en enero”, acuerdan.

En todos los casos, las parejas sufren.

Si tu propósito para el 2016 es “Año nuevo, relación renovada”, recuerda: Nadie dijo que el camino fuera fácil, pero l@s profesionales sabemos que merecerá la pena.

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